brujula Miguel de Merodio

La Brújula de las Juntas

En muchas ocasiones me encuentro con familias empresarias que están afrontando el reto de tener una junta directiva por primera vez. Y les resulta difícil decidir qué tiene que hacer la Junta y que no. Espero que esto ayude un poco… Las funciones de una Junta Directiva se pueden representar como si fueran puntos cardinales de una brújula. El Norte debe ser poner foco en el Largo Plazo. El Sur debe ser mirar al Corto Plazo. El Este es estar atento a lo Externo. El Oeste es analizar lo Interno. Esa combinación de puntos cardinales da como resultado 8 funciones críticas que toda Junta Directiva debe desarrollar. Noreste (NE): Largo Plazo / Externo.
  • Definición de la Estrategia e Identificación de los Riesgos Esenciales.
Es fundamental que las Juntas Directivas den dirección. Y que esta dirección sea eso: dirección. Y no órdenes. Si las Juntas no se dedican a la estrategia, muy a menudo, nadie lo hace. O lo que es peor. La Administración recibe mensajes como “la empresa va bien pero… no estamos contentos”.
  • Análisis de Tendencias Globales.
Los ejecutivos tienen una gran presión por ejecutar el corto plazo. Por prevenir lo que va a pasar en el trimestre o en el año. Por detectar las amenazas de la competencia. Normalmente tienen poco tiempo para analizar tendencias globales o comprender cambios en el entorno más distante. Para eso debe estar la Junta. Sureste (SE): Corto Plazo / Externo.
  • Entorno Local.
Qué está pasando con los reguladores. Qué legislación cambiará y en qué sentido. Cómo lo que pasa fuera de la empresa nos impactará a corto plazo. Esta es una función crítica a ejercer por la Juntas que deben contar con personas bien informadas.
  • Gestión de Crisis.
Las crisis no son el día a día. Pero cuando se dan, hay que gestionarlas reaccionando muy rápidamente y calibrando muy bien los impactos en el entorno externo de la compañía. Las Juntas Directivas no suelen gestionar las crisis porque esta materia necesita más velocidad que consenso. Lo que sí puede y debe hacer la Junta es regular qué hacemos cuando surge una crisis para no salir como gallinas sin cabeza. ¿Qué consideramos crisis? ¿Cuál es el protocolo ante una crisis? ¿Quién es el vocero? ¿Cómo garantizamos la continuidad del negocio? Suroeste (SO): Corto Plazo / Interno.
  • Control Interno.
En las empresas familiares de 1ª y 2ª generación la Familia ejerce en muchos casos ese control interno porque está presente en el negocio las 24 horas del día. Pero cuando no es así, cuando la familia está en las Juntas Directivas de los negocios de lo que debe preocuparse es que haya mecanismos de control interno. Incluido el ambiente de control.
  • Seguimiento a la Gestión y Resultados.
Esta es la función que nunca falta. Darle seguimiento a los resultados y pedir cuentas a los gestores. Hacerlo bien es fundamental. Y eso significa ser claro pero aportando. Noroeste (NO): Largo Plazo / Interno.
  • Desarrollo del Gobierno Corporativo.
Velar por un adecuado gobierno corporativo es función de la propia Junta. Eso no sólo incluye el establecimiento de los comités necesarios o la selección de los miembros. Va más allá. Incluye implantar un sistema de evaluación y retroalimentación sobre el desempeño colectivo e individual de la propia Junta.
  • Desarrollo de la Cultura e Institucionalización de las Políticas.
Por último pero no menos importante es definir la cultura que se quiere tener y velar por la institucionalización de la organización.
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Perspectiva

marco-aurelioHace poco, Diego de Sola, compartió conmigo una frase de la filosofía hindú: cuando una persona le dice a otra lo que es ‘cierto’ o ‘verdadero’, en realidad lo que está haciendo es demandar obediencia; está aseverando que tiene una perspectiva privilegiada de la realidad. Me pareció un pensamiento un poco angustioso. Cuando hablamos se supone que debemos decir la verdad ¿no? Si no, estaríamos mintiendo. Entonces… ¿decir la verdad a alguien significa que estoy demandando su obediencia? Bueno, en realidad si algo “es” cierto… ¿qué otra opción queda más que aceptarlo? ¿cómo cuestionar o desobedecer algo que “es” cierto? Si algo “es” verdad… ¿queda otra alternativa más que obedecer sin rechistar? Sí hay otra alternativa: que nada sea verdad, que la verdad sea una ilusión… Esa es, en mi opinión, una idea aún más incomoda que la anterior. Dos más dos son cuatro. Aquí y en la Conchinchina. El bien y el mal existen. Lo correcto e incorrecto también. Tal vez, la clave no está en preguntarnos si existe la verdad o no. Puede que la clave esté en preguntarnos si nos es posible conocerla. Todo lo que vemos lo vemos a través de nuestros ojos. Todo lo que sentimos lo sentimos a través de nuestra forma de ser y de hablar, y de pensar y de aprender. Por lo tanto, cuando opinamos que algo es verdad no podemos saber si es así porque nosotros mismos no podemos ser nunca observadores imparciales. Todo lo que percibimos lo hacemos desde nuestra propia perspectiva. Y esa perspectiva en muchas ocasiones es correcta pero nunca es la única. Siempre es parcial, incompleta. Ahí está la clave. Creo yo. ¿Por qué es esto importante? Comprender que nuestro cerebro construye su propia realidad al mismo tiempo que la interpreta es un modo de pensar que nos ubica rápidamente en la humildad de reconocer que todo lo que el otro diga puede ser verdad. O, mejor dicho, parte de la verdad. Esa manera de pensar, en realidad, no es nueva. En el XIX, el poeta español Campoamor lo decía: “En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira”. La gran diferencia, hoy, es que los avances en el conocimiento del cerebro nos están diciendo que este órgano completa los vacíos de información que le llevan los sentidos para “construir” una realidad con la que poder operar. ¿Y qué tiene que ver todo esto con las empresas familiares? En las familias empresarias los conflictos tienen una característica especial. No son ni más o ni menos frecuentes que en otros grupos sociales. Tampoco son más crueles. La diferencia, a mi parecer, es que de las familias empresarias no se puede dimitir. Y que cualquier cosa parecida a la dimisión no atenúa el conflicto sino que lo acentúa por años. Y el conflicto se hereda. Comprender que la realidad no es algo aséptico que existe pura sin contaminación de nuestro propio modo de percibirla nos prepara para aceptar que otro modo de percibirla no es necesariamente erróneo o perverso. Por lo tanto, nos alejamos de enarbolar lo que es verdad o bueno o justo para pelear nuestras batallas y nos acerca a lo que es útil u oportuno o conveniente con respecto de algo. Definir criterios de utilidad para ese algo es más fácil. En ese terreno, más que batalla a ganar hay nuevas perspectivas desde las que ver algo. Es muy distinto acudir a un Comité de Accionistas o a un Consejo de Familia como el que acude a un examen oral a ser juzgado por varios catedráticos que como el que va a plantear lo que uno ve desde su posición y alimentarse de otras perspectivas. Basta con cambiar nuestra perspectiva para que se nos aparezcan nuevas oportunidades. Basta con tomar conciencia de que la misma realidad luce muy distinta a través de un microscopio o a través de un gran angular. A veces, vemos una situación general sin profundizar en sus implicaciones emocionales para una persona en concreto. Otras veces, nos obcecamos en ver un detalle sin percatarnos de que forma parte de un sistema mayor. Aceptar todas las perspectivas individuales como generadoras de valor para la familia empresaria la aleja del dogma de la decisión unilateral, del desprecio de la diversidad y del enquistamiento de los conflictos.
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¿Bien o en Familia?

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Cartel de la película de cine – Navidades, bien o en familia

Las Navidades han terminado, sin más bajas que reportar que el botón de mi pantalón. No pudo soportar la presión de tanto cordero y tanto polvorón y tanto jamón y terminó por saltar al vacío. No lo he vuelto a ver. Al regreso al trabajo de las vacaciones de fin de año siempre hay alguien que te suelta el chistecito de… “¿Qué tal las Navidades? ¿Bien o en familia?”. Es curioso que de la familia, como institución social, digamos las cosas más maravillosas y también las más atroces. La familia es el argumento de películas como la española “La Gran Familia” o la estadounidense “Cheaper By The Dozen” y también de “Meet The Fockers” o “El Padrino”. Es sinónimo de unidad, sacrificio y amor incondicional y, al mismo tiempo, de dominación, traiciones y odios fratricidas. Quizá sea porque la función esencial de la familia sea convertir a seres humanos dependientes en personas independientes. La familia es una máquina de transformar bebés obsesionados con dormir, llorar y echarse a la boca cualquier cosa con aspecto desagradable en hombres y mujeres hechos y derechos. Pura alquimia que combina mágicamente mucho control y protección con muy poca libertad para, poco a poco, cambiar la fórmula a una de libertad, respeto e independencia. Equilibrio constante entre control y libertad. En Navidad volvemos de repente al escenario donde éramos dependientes. Nos encontramos de sopetón con los recuerdos de cuando ni nuestra voluntad ni nuestro criterio se valoraba mucho. Inconscientemente añoramos los cuidados, los mimos y la seguridad que sentíamos en brazos de nuestra madre y, al mismo tiempo, se nos activan todas las alarmas para defender nuestra independencia conquistada. Puro equilibrismo y estrés. Pero nuestra familia de origen (la de nuestros padres y hermanos) nos da más cosas que esa alquimia de control y libertad que nos transforma en adultos. Nos da identidad. Nos da solidaridad, es decir, “estar ahí si algo sale muy mal”. Nos da intimidad. Nos da relevancia porque nuestra opinión es (o debería ser) importante para ella. Nos da (o debería dar) respeto a nuestra independencia.  Por eso nuestra familia de origen sigue siendo importante cuando ya ha cumplido su finalidad principal: criarnos. Por eso, por todo lo que nos da también merece que le demos algo a cambio. Las familias empresarias más exitosas son especialistas en gestionar ese conflicto control – libertad y en dar a cambio lo que la familia de origen necesita para seguir sirviendo para algo cuando sus miembros son adultos. Especialmente aquellos miembros más involucrados en la dirección o en la gestión (imagínense un año lleno de reuniones familiares de Navidad… pero sin la comida ni los regalos). ¿Cómo lo hacen? Lo primero que hacen es que dan a sus miembros un propósito común que trasciende de su individualidad: construir un legado para la siguiente generación y generar impacto positivo en su entorno. También han aprendido a delimitar foros de diálogo y a poner reglas que ayudan a mantener la cohesión del grupo sin anular la individualidad e independencia de los miembros. Además, cuidan las formas, los ritos. Y las Fiestas Navideñas son rituales de pertenencia, de intimidad y de cohesión. Esa es su verdadera importancia: renovar nuestros votos de identidad y compromiso con lo común. Las cenas navideñas son los mecanismos con los que le decimos al resto: aún soy parte de esto. Los regalos son símbolos de intimidad con los que decimos “he estado pensando en ti y creo que esto te puede gustar” y con los que nos dicen “eres lo suficientemente importante para mi como para que haya invertido mi tiempo pensando en ti”. Las sobremesas también son rito de intimidad y relevancia: “te cuento mi vida íntima porque me importas tú” y “disfruto de tu conversación porque tu opinión es relevante para mi”. Y qué pasa con los familiares políticos. En las familias empresarias suelen tener muy claro que no son familia en sentido estricto y que, por tanto, hay foros en los que no van a ser invitados y otros en los que sí. La Navidad es uno de los que sí. Aún ahí, se saben actores secundarios y no quieren robarles protagonismo a sus parejas y, por eso, las acompañan y están presentes para demostrar el aprecio y el compromiso con la cohesión de esa familia que no es la suya. ¡¡Y tienen una paciencia!! Saben que, como decía mi abuela, “no es lo mismo maldecir que mal oír” así que si su pareja critica a la familia… ellos ponen cara de bobos y miran para otro lado pero no caen en la trampa de opinar. Y si se les presiona mucho… pues mienten como bellacos. Pero nunca critican a la familia de su pareja. Para eso ya tienen la suya propia. Las Familias Empresarias más longevas y exitosas son, en esto de la Navidad como en muchos otros temas, también fuente de ejemplo y aprendizaje.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo

Queridos amigos, os deseo que paséis unas Muy Felices Fiestas. Que las disfrutéis en Paz y Alegría haciendo felices a los más queridos.

Que el Año Nuevo esté lleno de Salud, Amor y Trabajo y que se cumplan vuestros mayores deseos.

¡Un fuerte abrazo!

Miguel

 

 

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Código 10-7

Hace poco iba hacia el Aeropuerto de Comalapa en El Salvador cuando vi los cuerpos de dos personas asesinadas en plena calle. El taxista que me llevaba anunció a su base el hecho con un código: había ocurrido un 10-7. Varias cosas me vinieron a la mente en ese momento. Confieso que una de las primeras fue verificar si el atraso me haría perder el avión. A continuación me sentí culpable por ese pensamiento. Y me di cuenta de que no estaba espantado ante la visión de dos seres humanos asesinados. ¿Será que nos hemos acostumbrado a la violencia? Seguro que algo de eso hay. alerta-10_7_2Después me llamó la atención que los taxistas tuvieran un código para el asesinato. Sabía que lo tienen para pedirle a la “base” el precio del trayecto. Sabía que “Nido” es el aeropuerto. Esos códigos son comprensibles porque pertenecen al día a día de su trabajo. ¿Por qué darle un código al asesinato? Desgraciadamente porque es parte del día a día de El Salvador. Pero yo conozco otro El Salvador. Completamente distinto. Ese mismo día había estado en la ESEN, la Escuela Superior de Economía y Negocios patrocinada por la Familia Poma. Carmen Aída Lazo, la decana de la Facultad de Economía, había tenido la amabilidad de enseñarme las instalaciones de la Universidad. Me había quedado impresionado. No sólo por la calidad de sus instalaciones sino, sobretodo, por su filosofía de educación de excelencia y su empeño por brindar oportunidades a todo tipo de jóvenes de forma inclusiva. Tengo el privilegio de colaborar con distintas familias empresarias salvadoreñas y todas se caracterizan por lo mismo: inteligencia, trabajo y rectitud. Casi todas podrían vivir en Miami y llevar sus negocios a distancia. Incluso podrían llevar sus operaciones fuera de El Salvador. No lo hacen. ¿Por qué? Porque son salvadoreños. A diario esas familias me enseñan trabajo y honestidad. Perseverancia sin alharacas. Resilencia. Emprendimiento empresarial y social. Hacer negocios en Centroamérica no es fácil. Las décadas de los 80 y 90 fueron especialmente duras. Hoy, los mercados son pequeños y poco profundos. La globalización nos pone a competir con empresas con una enorme base de clientes nacionales sobre la que apalancarse. Las reglas de juego no siempre están claras. La violencia siempre es un riesgo y un sobrecosto. Pero los empresarios familiares se empeñan en impulsar sus negocios. No se rinden. Cuando les pregunto por qué no viven en el extranjero muchos me contestan algo obvio: no me gusta vivir fuera, esta es mi tierra. Lo entiendo. Yo soy español. Pero América Central también es mi tierra. Por eso estoy aquí. Porque quiero.  
odio-la-tecnologia

Odio la tecnología

odio-la-tecnologiaPoco antes de tomar un avión a Guatemala recibo en mi correo electrónico una newsletter (a la cual nunca me suscribí) preguntándome desde su titular “¿HA PENSADO QUE SU SIGUIENTE AYUDANTE DE RRHH PUEDE SER UN ROBOT QUE HABLA?” Salgo para el aeropuerto preguntándome si debería tener un “siguiente ayudante” de algo… Y si debiera ser un robot… Llego al aeropuerto de Managua y compruebo que mi teléfono ha vuelto a cambiar los iconos de las aplicaciones de sitio. Ha debido decidir que como sólo uso el correo y el “guasap”, el resto lo puede cambiar de lugar a su antojo porque nunca lo voy a descubrir. Lo descubro. Me molesto con el aparato. Le da igual. Me monto en el ATR-72 y la revista de la aerolínea me avisa desde uno de sus artículos de que “NO ESTAMOS ANTE UN APOCALIPSIS LABORAL”. La frase me tranquiliza a medias. Tal vez debiera pensar seriamente en contratar un “siguiente ayudante” robot para lidiar con el apocalipsis que no llegará. La frase es de una entrevista a Jerry Kaplan y dice cosas como “la inteligencia artificial es la próxima ola de automatización… A CORTO PLAZO PUEDE REEMPLAZAR A GENTE pero sobre todo cambia la naturaleza del trabajo”. Llego a Antigua. Tengo un taller con el equipo ejecutivo de un empresa familiar agroindustrial para ayudarles a definir la cultura y el tipo de liderazgo que necesitan para alcanzar su visión en el año 2025. En un par de semanas repetiremos el ejercicio con la Junta Directiva y la representación de la familia empresaria accionista. Cuando llego al hotel el internet no funciona. Mi máquina ha decidido que soy un burro por querer conectarme y pasar la noche trabajando en Antigua. Así que se pone en huelga y decide cambiar la configuración de no sé qué y me tengo que ir a cenar. Voy al Panza Verde. Por una vez, mi laptop ha tenido razón. Salgo para Managua. Otra vez al ATR. Vuelvo a ojear la revista. Entre anuncios de universidades, condominios y una empresa de lencería que celebra sus 60 años mostrando modelos de 20, me vuelve a asaltar un artículo: “Apps imprescindibles para tus viajes”. No tengo ni una. Parece que prescindo, sin saberlo, de apps imprescindibles. “Necesitamos amigos” el artículo de Ramiro Valencia Cossío me anima. Voy a leer algo que no tiene que ver con “siguientes ayudantes” robóticos ni con apps. Me equivoco. El artículo dice: “Hoy se discute si la inteligencia artificial se desarrollará de tal manera que algún día serán las máquinas quienes decidirán si nos aceptan a los humanos como sus mascotas”. Una imagen en mi cerebro me produce escalofríos. Por fin en casa. Trato de ver Netflix. El control remoto de un solo botón se empeña en poner lo que le viene en gana. No consigo poner la serie de chinos que estaba viendo.  Me paso a la televisión normal. Bueno, llamo a mi hijo para que él me ponga la televisión. Y lo primero que veo es la imagen de un robot blanco con cara de tonto y que camina como si pisara clavos bailando la Macarena de forma espasmódica. No pasa mucho tiempo antes de que mi hijo me pregunte si creo que en el futuro mi trabajo lo harán robots. Mi cerebro le menta la madre a todos los robots del mundo y me dice que está hasta las narices de los benditos robots. Por fin, le contesto a mi hijo que no sé si en el futuro los robots harán mi trabajo y que sólo espero que si eso pasa sea después de que haya podido pagar todas las deudas que tengo gracias a mis hijos… Mi hijo sonríe y calla. Odio la tecnología. Y ella me odia a mi. Pero reconozco que la tecnología está dándole forma nueva al mundo delante de mis ojos. Es una señal del paso de mi edad.  Los miembros jóvenes de mis familias clientes tienen una relación distinta con las pantallas a la que tengo yo. No siempre una relación productiva. A veces, los teléfonos les sirven de escudos. Dicen algo que intuyen puede molestar a otro familiar y, en seguida, se esconden tras sus teléfonos. Pero la tecnología es sólo uno de los 4 fenómenos que, en mi opinión, cambiaron radicalmente el mundo en los últimos 30 años. El primer hecho histórico que cambió radicalmente lo que conocíamos fue la caída de la URSS (marzo 1990 – diciembre 1991). Eso acabó con un mundo bipolar y maniqueo. Y nos metió de golpe en un mundo multipolar. Donde los grandes dogmas se ponían en cuestión. Y, en América Latina, supuso el inicio del final de los movimientos revolucionarios. El segundo hecho es la generalización de internet a través de los dispositivos móviles a inicios del siglo XXI. En muy poco tiempo se ha democratizado el conocimiento y la comunicación y la creación de opinión. Y, como resultado, se ha imprimido una velocidad nunca antes vista a las relaciones humanas, sociales y económicas. El tercer hecho es de naturaleza ideológica y se trata de la apertura de los mercados. Eso generó la era de mayor intercambio internacional de bienes en la historia de la humanidad. Con hitos destacados como los TLC´s o la entrada de China en la OMC en diciembre del 2001. El cuarto hecho, la globalización, es consecuencia de los anteriores. La globalización del capital, de la moda, de la cultura. También del terrorismo, de la droga, de la trata de seres humanos… Definitivamente, la gente que está cerca de los 30 años de edad se ha criado en un mundo muy diferente al de sus padres y abuelos. ¿Qué consecuencias traerá eso en las familias empresarias? ¿Serán capaces de captar el compromiso de los milenials de la familia? ¿Sabrán como aprovechar su visión tan distinta del mundo? El Foro de la Empresa Familiar va a llevar a cabo una investigación rigurosa para saberlo.
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Esquizofrenia y Familia Empresaria

La cercanía de las fechas internacionales dedicadas a la Empresa Familiar y a la Salud Mental me animaron a escribir estas líneas. Lo dudé bastante porque no quiero banalizar una enfermedad como la esquizofrenia que genera mucha angustia y dolor a mucha gente.

5 de octubre Día Internacional de la Empresa Familiar

7 de octubre Día Mundial de la Salud Mental.

  Más bien, al contrario, al utilizar la esquizofrenia como metáfora para lo que ocurre en las familias empresarias y su tratamiento como aprendizajes posibles espero estar normalizando la enfermedad. Haciéndola algo común a lo que se puede mirar de frente. Sin evadirla ni pretender que no existe. Aprender, en definitiva, de la gente que con valentía lidia con ella todos los días. La esquizofrenia nos evoca disociación de la personalidad. Alucinaciones, delirios, percepción distorsionada de uno mismo… Algo así como ser dos cosas al mismo tiempo y estar en conflicto con uno mismo. Y eso es lo que me recuerda a la situación estructural de las relaciones en las familias empresarias. Una de las cosas que más definen a las empresas familiares es la variedad de roles que, al mismo tiempo, confluyen en algunos o muchos de los miembros de la familia empresaria que está al frente de los negocios. En otras palabras, en las familias empresarias uno es muchas cosas al mismo tiempo. Uno vive en una especie de esquizofrenia permanente. Esa complejidad de roles viene determinada por la pertenencia de las personas a uno o más de los siguientes cuatro círculos:
  • El círculo de la Familia (padres, hijos, hermanos, primos… pero también cuñados y suegros).
  • El círculo del Accionariado (accionistas que, en alguna empresas familiares, no siempre tienen por qué ser familia).
  • El círculo del Gobierno (miembros de juntas directivos o consejos de accionistas que, a veces sí y a veces no son familia o accionistas).
  • El círculo de la Empresa (empleado de las empresas familiares que a su vez pueden ser familia, accionistas o miembros de las juntas directivas)
4-circulos_miguel_de_merodio_c Las posibles combinaciones son, ni más ni menos, 15. Algunos tienen la suerte de ser sólo una cosa (sólo familiar, sólo empleado, sólo accionista o sólo miembro del gobierno corporativo). Ejecutivos no familiares, accionistas minoritarios, familiares sin acciones ni otras responsabilidades, etc. Otros no tienen tanta suerte y su vida se empieza a complicar porque tienen dos roles. Son familiares y empleados. Accionistas y familiares. Consejeros y familiares. Y los que tienen realmente “mala suerte” son los que son tres o cuatro cosas a la vez. Por ejemplo, el miembro de la familia que es accionista y ejecutivo de alguna compañía de la Familia. O el familiar que es empleado y está en la junta directiva representando acciones que no son suyas. O, el caso más extremo, el familiar accionista que es ejecutivo y consejero al mismo tiempo. ¿Por qué hablo de “mala suerte”? Porque esas situaciones requieren un gran esfuerzo individual para poder manejar adecuadamente esa confluencia de roles. Cuando un hijo, que es accionista y ejecutivo de la empresa familiar, habla con su padre que, a su vez, es el accionista mayoritario y preside la junta directiva hay cosas admisibles o no, dependiendo desde el círculo del que le hable. Como hijo tal vez sea admisible enfadarse con su padre o recriminarle algo. Incluso que la conversación pueda subir de tono. Y viceversa. Pero como ejecutivo presentando los resultados del mes al Presidente de la Junta Directiva, ya no es admisible ni tolerable una conversación en esos términos. Si ambos son accionistas son, por definición, iguales en su rol de propietarios y tienen derechos y obligaciones similares definidas por la ley y por las normas societarias. Disentir es uno de esos derechos. No será lógico, en ese momento, que el padre le reclame respeto u obediencia o asuma como una traición personal el no compartir en público un planteamiento sobre la estrategia de crecimiento de la organización. ¿Qué síntomas tiene esta especie de esquizofrenia organizativa? Pues algunos bastantes parecidos a la esquizofrenia médica. Creerme lo que no soy (percepción distorsionada de uno mismo). Ser hijo de accionista y estar seguro de que en el futuro lo seré, no es lo mismo que ser accionista hoy. Mis derechos y obligaciones no son las mismas. Así que invocar esos derechos sin tenerlos es una trampa que trae confusión sobre la legitimidad de quien tiene que decidir temas de la propiedad. Otro ejemplo. Ser el líder de una familia de 3ª generación no es lo mismo que ser el fundador. No nos podemos comportar igual porque el patrimonio que administramos no lo creamos nosotros y, desde que nos fue entregado, tenemos co-propietarios que tienen derecho a opinar y a estar informados con trasparencia. Brincar de rol en rol cuando me conviene (doble personalidad). Si, por ejemplo, estoy teniendo un debate de tú a tú con un ejecutivo que es mi par en el Comité Ejecutivo no es justo que para “salirme con la mía” esgrima mi condición de familiar o accionista diciendo perlas tales como “pensar así es muy fácil cuando no se trata del dinero de tu familia…” Y viceversa, si estoy teniendo una conversación con familiares no puedo esgrimir mi condición de profesional para decirles que su opinión no vale tanto como la nuestra porque “no tienen experiencia en grandes organizaciones” o “no comprenden el negocio”. Emocionar lo racional y racionalizar lo emocional (alteraciones del pensamiento y lenguaje). Si estoy teniendo un debate profesional es legítimo traer a colación las emociones que me generan pero… lo que no es útil es “emocionar lo racional” es decir, vender como racionales posiciones o argumentos que, en el fondo, son emocionales y tratar de enmascararlos con pseudo argumentos racionales. Ni viceversa. Tratar de racionalizar aspectos que son puramente emocionales o, aún peor, subestimar como “indebido” hablar de emociones. Creer que tengo la razón (delirios y creencias falsas). Todos tenemos creencias. Todos las consideramos acertadas. La patología organizativa no consiste en eso sino en asumir que no puedo estar equivocado y, por tanto, que no merece la pena escuchar otros planteamientos. Y, sobre todo, pensar en las creencias en términos de verdad o mentira en vez de cuestionarnos si esas creencias nos limitan o expanden nuestra capacidad colectiva de decisión y de acción. Mi hermana Nona colabora con una ONG llamada Solidarios para el Desarrollo que, entre otras cosas, organiza visitas por Madrid con personas con esta condición. Ahora acaban de fundar un blog muy interesante de estupendos relatos cortos: https://sabadosderelatos.wordpress.com . Ella me ha enseñado a no tener miedo ni lástima de esta enfermedad. Los esquizofrénicos, si reciben el tratamiento adecuado, pueden llevar vidas normales y son una fuente de valor para los que los rodean. Tal vez, lo que la ciencia sabe de esta enfermedad tenga enseñanzas para los que pertenecemos o ayudamos a las Familias Empresaria
  1. Sé consciente.
Los esquizofrénicos suelen ser conscientes de su situación y saben lo importante de tratar su enfermedad. ¿No es eso lo primero que deberíamos hacer nosotros? Reconocer la naturaleza compleja de los roles de la empresa familiar y ponernos manos a la obra para tomar nuestras “medicinas”. Si nos esforzamos, el tratamiento nos servirá para disminuir o incluso anular los síntomas de esa complejidad impuesta por la diversidad de roles. Algo recomendable siempre es dejar saber al otro desde el rol desde el que le hablo en cada momento. Es decir, dejarle claro qué puede esperar de mi y qué no cuando “estoy en un papel” determinado. Eso es, en realidad, algo fácil. Más difícil es pensar y actuar en cada momento desde el rol que nos corresponde en función de dónde estemos. Y, sobretodo, reconocerle al otro el derecho de hablar desde roles distintos cuando le corresponda. 2. Busca ayuda. Un persona con esquizofrenia debe acudir con regularidad al psiquiatra. A alguien externo que le ayuda. Las Familias Empresarias deben pedir ayuda sin complejos. Es difícil manejar toda esta telaraña de relaciones y se necesita ayuda de alguien que no esté en medio de ella. 3. Escucha, Conoce, Comparte”. En el día internacional de las enfermedades mentales mi hermana me envió un video genial.  Muestra a una chica joven que te empieza a contar sus estudios de moda en Amberes. Enseguida la historia te cautiva. De repente, ella cuenta que se le diagnosticó esquizofrenia y su voz empieza a escucharse mal, empieza a sonar tenebrosa. El efecto del audio nos revela el mensaje detrás del video: “escuchamos esquizofrenia y ya sólo escuchamos nuestro miedo”.
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La Familia Socialista

discrecion-francis-baconParece ser que mi hijos le han tomado el gusto a preguntarme temas difíciles cuando menos me lo espero. Si siguen así, no voy a tener mas remedio que comprarles la PlayStation 4 para que me den respiro. Ahora la pregunta ha sido ¿qué está pasando en el PSOE? Hubiera preferido que me preguntaran sobre el sexo. Esa me la sé. Pero parece que llego tarde y de eso ya saben (espero que sólo la teoría). Esta vez fue cuando estábamos viendo las noticias de la televisión española internacional y nos enteramos de que Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, había dimitido después de una reunión de la Comisión Ejecutiva del partido. Yo había estado toda la semana fuera trabajando y durmiendo en hoteles sin noticias de España y la actualidad que traía en la cabeza era el debate entre Trump y Hilary. Aunque vivo en Centroamérica desde hace años todos los días veo el telediario español. A veces, hasta 3 veces. Y a veces, hasta el parte meteorológico. Si, así es. Estoy en Managua atento a ver si llueve en Albacete. Pero esa es otra historia. Lo que quiero decir es que cuando me hicieron la pregunta yo me estaba topando con la noticia y no iba preparado. Y pensé… ahí vamos otra vez. ¿Qué les digo yo? Como buen consultor, el instinto me dijo: “haz una introducción para darles contexto… y para ganar tiempo a ver si se te ocurre algo mejor que la última vez”.
La diferencia principal es que una familia empresaria hubiera tratado estos temas con muchísima más discreción.
Así que comencé a contarles que el PSOE es el Partido Socialista Obrero Español y que ahora estaba en la oposición pero que había gobernado varias veces en España. Les conté que este año había habido dos elecciones en España y que las había ganado el Partido Popular pero sin apoyo suficiente para formar gobierno. Les expliqué que el PSOE se estaba debatiendo internamente entre abstenerse en el parlamento español y permitir que el Partido Popular gobierne o, por el contrario, tratar de aliarse con partidos de izquierda e independentistas y gobernar ellos. Si ni una cosa ni otra se daba pronto, España iría a sus terceras elecciones en un año. Un escenario que nadie quería. Justo cuando terminé el preámbulo y comprobé que no les había aburrido lo suficiente fue cuando se me ocurrió. ¡¡El PSOE es como una Familia Empresaria!! El “líder de la Familia” (Pedro Sánchez) había estado teniendo problemas porque los resultados del negocio (elecciones generales) habían sido desastrosos. Los peores de la historia. Su competidor tradicional (el Partido Popular) había vuelto a tener más ganancias (votos) que ellos, aunque tampoco les había ido muy bien… Pero lo que más le preocupaba eran los nuevos competidores, muy agresivos, que les estaban disputando la cuota de mercado en sus mercados naturales (los votos de la izquierda). Y llegaron los resultados del último mes (en las elecciones de Galicia y el País Vasco los nuevos competidores les habían superado en votos). Horrible. Hacía sólo una semana que se habían hecho públicos y todo se había precipitado. Las dos estrategias de la familia socialista estaban claras. Consolidar la posición como segundos del sector y permitir que el competidor principal lidere el mercado (el PP gobernaría en minoría y el PSOE lideraría la oposición en el Parlamento) o aliarse con los nuevos competidores para desbancar al líder (el PSOE gobernaría con apoyo de independentistas e izquierda radical). El líder optó por la segunda. Y, de repente, el Fundador habló!! ¿Pero no estaba retirado? ¿Qué hacía ahora el abuelo opinando? ¿No se daba cuenta de que estaba cuestionando el liderazgo actual? En el PSOE moderno el “fundador” es Felipe González (Presidente del Gobierno desde fines del 82 a mayo del 96 y la figura más conocida y respetada del socialismo español). ¿Y qué había dicho…? “Me siento engañado”. No estaba de acuerdo con que el líder pactara con competidores emergentes que querían romper las reglas del mercado… (apoyaban, entre otras cosas, el referéndum secesionista en Cataluña). La segunda generación del PSOE (la del ex Presidente Zapatero – Gobierno del 2004 al 2011) también estaba reclamando lo mismo. Y, para colmo, la “prima” Susana, la favorita de gran parte de la Familia por su carisma y resultados en su “Unidad de Negocio” se había pronunciado claramente a favor de la estrategia de no pactar con los competidores y cuestionó duramente al líder (Susana Díaz es la Presidente del gobierno regional de Andalucía –la mayor fuente de votos para el PSOE-). A pesar de ello, el líder continuó con su plan y para fortalecer su legitimidad después de las críticas recibidas, había propuesto consultar directamente a los accionistas (léase afiliados al partido). Y el caos se desató. Para impedir que el líder siguiera por ese camino, la mitad de los miembros de la “Junta Directiva” habían presentado su dimisión (los partidarios de Susana Díaz en la Comisión Ejecutiva dimitieron para forzar la disolución de la propia Comisión, el cambio de líder y permitir al Partido Popular gobernar en minoría evitando ir a las terceras elecciones en un año). La mayor amenaza para la familia socialista se había materializado. La sombra de la escisión se cernía sobre una “familia” con 137 años de historia. Después de una caótica reunión de la Comisión Ejecutiva, con afiliados a la puerta del Partido insultando a los “traidores” al líder, éste se había visto forzado a dimitir. La “Familia Socialista” ha afrontado, en una semana, todos los retos con los que las familias empresarias de verdad tienen que lidiar si quieren perdurar siendo relevantes y teniendo éxito:
  • El reto de Legado: las familias empresarias (como los partidos políticos) son grupos sociales con vocación de transcendencia y, por ello, es fundamental que sus generaciones compartan un mismo legado, una ideología. Si no hay un proyecto común ¿para qué seguir juntos? Y si no se tiene claro, toca aclararlo.
  • El reto del Gobierno: la institucionalidad de los órganos de gobierno es fundamental. Si no se respetan las normas de toma de decisión no habrá legitimidad para exigir su cumplimiento.
  • El reto del Liderazgo y Sucesión: si hay pugna de líderes, antes o después, el mercado castigará los resultados. Nunca todo el poder está en las manos de una sola persona. Comprender eso y lograr un balance adecuado es una buena vacuna ante las malas decisiones o la ruptura del grupo.
  • El reto del Crecimiento: los resultados importan y mucho. Pero la tendencia es mucho más importante que el resultado en sí. Unos malos resultados con buena tendencia son energía para las familias, las empresas, los equipos, los partidos, etc. Buenos resultados con tendencia negativa producen incertidumbre. Y la incertidumbre siempre necesita un liderazgo claro y legítimo
  • El reto de la Cohesión: las crisis sólo se superan con cohesión. Cuando ésta se resiente fuertemente la prioridad absoluta es volver a ser uno. Pero también hay otra salida: la división definitiva. Las Familias Empresarias hablan entonces de “podar el árbol”.
El símil creo que funciona. Salvo en una cosa: una familia empresaria hubiera tratado estos temas con muchísima más discreción. Y ahora, por si acaso, voy a comprar la PlayStation 4…
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La Soberanía de la Familia

Hace poco mis hijos me preguntaron «qué se tenía que estudiar para ser consultor de empresas familiares«. Mi primera reacción fue de desconcierto y estupor por su inusitado interés en la profesión de su padre. Después me llené de orgullo al darme cuenta de que mi actividad profesional había conseguido, por unos segundos, vencer la atracción hipnótica de las pantallas digitales de todos los tamaños que rigen el mundo de mis hijos. Una vez recompuesta la figura, como los toreros cuando son revolcados por el toro, me detuve a pensar una buena respuesta. La presión era grande. Sabía que en cualquier momento el amenazante celular que tenían en sus manos podía emitir alguna señal que matara la diminuta chispa de atención que me prestaban. Tras dos segundos de silencio, se miraron el uno al otro y el pequeño comenzó a hablarme despacio y alto, como si le estuviera explicando a un japonés la forma de cocinar un nacatamal. “Que cómo llegaste a ser asesor de familias empresarias y que qué hay que estudiar para ser eso…”. Afortunadamente, cuando yo iba a comenzar a hablar, su madre anunció que estaba lista la cena lo que hizo que, inmediatamente, el universo entero se contrajera y lo único que existiera a continuación en sus mentes fuera la inteligencia gastronómica. Por supuesto, me pasé toda la cena pensando en las dos preguntas que me habían hecho porque estaba seguro de que en algún momento volvería a surgir. Seguramente dentro de unos días cuando más desprevenido me pillaran esos dos… La verdad es que cuando pensé en la formación más adecuada para ayudar a las familias empresarias mi cerebro me sorprendió con treprocesos-miguel-de-merodio_fins hallazgos.
  • La primera sorpresa fue que primero pensé en la Historia y en la Política y no en conocimientos más “empresariales” como la Economía, el Derecho, la Administración de Empresas. Y que lo hice porque lo asocié con la palabra “Poder”.
  • La segunda sorpresa fue que después de pensar en “Poder” mi cerebro me recriminó mi pragmatismo y me gritó: “¡¡Ayuda a las Personas!!” Y ahí sí pensé la Sicología y la Sociología.
  • La tercera sorpresa, un poco deprimente, fue que mi mente se puso burlona y me hizo caer en la cuenta de que ni estudié Historia ni Ciencias Políticas, ni soy sicólogo, ni sociólogo.
La perspectiva de explicarles todo eso a mis hijos después de la cena me hizo pensar… La Historia y la Política son buenas consejeras para cualquiera que esté involucrado con familias empresarias porque tratan de cómo se alcanza y conserva el poder en un grupo social y cómo debe ejercerse. En resumidas cuentas, nos hablan constantemente de autoridad y legitimidad; de lealtades y traiciones; de sucesión y de revoluciones; de dictaduras y democracias. Y de dinastías desaparecidas. La Filosofía nos habla de la verdad. O, mejor dicho, de las verdades. Si creemos que hay una realidad y esta está al alcance de la razón, la fuerza de la dinastía será mayor. Si creemos, como yo, que cada uno construye su realidad, la dinastía debe tenerle consideración a la diversidad. La Sicología nos ayuda a comprender ligeramente al ser humano. Y digo ligeramente con todo el respeto y admiración que me producen los sicólogos. Pero siempre me quedo con la sensación de que los modelos conceptuales que me ayudan a comprender a una persona sólo son la puerta de entrada a su ser. Me permiten ver cómo son las salas principales e imaginarme como deben ser las habitaciones más privadas pero nada más. La Sociología me ayuda a comprender el funcionamiento del grupo, de la tribu, del clan, de la familia
La formación rigurosa e interdisciplinar es fundamental.
Y luego vienen todas las disciplinas que me ayudan a comprender lo más tangible que comparten las familias empresarias: sus negocios, sus órganos de gobierno, sus estructuras organizacionales, sus sistemas de compensación y castigo, sus patrimonios… Y para eso están la Economía, la Administración de Empresas, el Derecho, etc. Bueno, por lo menos estudié Derecho…  Algo es algo. Creo firmemente que los que nos dedicamos a ayudar a familias empresarias debemos buscar formación constante en estas ramas del saber. La formación rigurosa e interdisciplinar es fundamental. Pero también creo que una de las cosas que más me ayuda a mi personalmente a hacer mi trabajo (espero que más o menos bien) es mi convencimiento de que las Familias tienen las soluciones y yo sólo soy alguien que las acompaña en el proceso de descubrirlas y ponerlas a caminar. Y eso me lo enseñó el coaching. Por eso no es fácil esta profesión. Requiere de canas que es lo único que te va enseñando tantas aristas, te va curtiendo en distintas organizaciones y te va enseñando la humildad de que no tienes soluciones. Sólo preguntas que la soberanía de las Familias Empresarias deben responder.
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Cadena Perpetua

La relación de hermanos es una de las más complejas que existen y, sin duda, es la más larga en la vida de un ser humano. Es la que nos une de forma perpetua con nuestros hermanos. Pero esto no necesariamente quiere decir que deba verse como una condena perpetua. La relación entre hermanos es contradictoria por naturaleza. Es fuente de apoyo y solidaridad. Pero también desde su inicio es una relación, (consciente o inconscientemente) de competencia. Competencia por la atención, el tiempo, el cariño y el reconocimiento de los padres. Competencia por los recursos de la familia (alimentación, vestido, salud, educación, etc.). Es la primera relación entre iguales que tenemos y es la que comienza a definir nuestra propia identidad. La identidad, por definición, se construye por contraste u oposición frente al “otro”, por diferenciación del “resto”. Y los hermanos son nuestro “resto” más cercano. Desde que nacemos, tenemos ya parte de nuestra identidad asociada al resto de hermanos. Podemos ser el mayor, o el menor, o el de en medio. El niño o la niña. El que se parece a papá o a mamá. Desde que somos pequeños, nos debatimos constantemente entre colaborar o competir. Entre imitar o diferenciarnos. Entre independizarnos o conectarnos. Entre exigir atención o exigir libertad. En el caso de las Familias Empresarias a esa relación se le añade un patrimonio en común que los vincula incluso cuando ya han alcanzado la madurez. Puede que ese patrimonio no sea su fuente principal de sustento y los hermanos sean independientes frente a el. Pero, igualmente dependen de él en el sentido de que les fuerza a relacionarse mutuamente para tomar decisiones. En cierto sentido, están encadenados al patrimonio común. Aquí es donde es recomendable aplicar la teoría de los equipos de alto rendimiento. Este enfoque, que surge de la ciencia del management, proporciona una ayuda para que miembros de una Familia Empresaria puedan convertir la cadena perpetua que los une en un vínculo de relación colaborativa y evitar así que se convierta en una condena de por vida,  especialmente, entre los hermanos. El Profesor de Harvard, Richard Hackman y el McClelland Center for Research and Innovation desarrollaron un modelo de eficiencia para equipos ejecutivos que se está aplicando con éxito en segundas generaciones de Familias Empresarias a lo que denominamos “Equipos de Accionistas Familiares”. La idea es sencilla y consiste en aplicar a la relación de hermanos que comparten un legado lo que sabemos que funciona en equipos de ejecutivos. La diferencia principal, en este caso, es que, cuando se ubican en el plano meramente familiar, entre hermanos no hay un jefe. Ahí, todos son iguales. Por eso en los equipos de hermanos funciona tan bien el liderazgo compartido y colaborativo que es una de las principales características de los top teams según la investigación de Hackman, Nunes, Burruss y Wageman (Senior Leadership Team. What it takes to make them great – Harvard Business School Press). Esta metodología que durante años hemos aplicado a los equipos de gerentes ayuda a romper los eslabones dañinos de la fraternal cadena perpetua. La primera condición para ser un top team es que se sea un equipo real. Y curiosamente es una condición que, al no ser natural entre hermanos, es sumamente sencilla. Ellos son conscientes de que son una familia y no un equipo, pero voluntariamente se constituyen en equipo. Es decir, deciden adoptar la forma de un equipo para relacionarse en un cierto contexto: el ejercicio de la propiedad del patrimonio común. Eso no quiere decir que la relación familiar se sustituya por la de equipo. Más al contrario, la relación puramente fraternal encuentra ahora un espacio propio ya no invadido por el diálogo sobre el patrimonio, la empresa, el dinero, etc. La segunda condición es que el equipo tenga un propósito común e ilusionante. En los equipos de hermanos el propósito suele tener que ver con la construcción de un legado común que se desea pasar a la 3ª Generación. El hecho de que el propósito del equipo de accionistas familiares no sea evidente y deba ser definido entre todos  facilita a los hermanos a contestar la gran pregunta: ¿para qué queremos seguir juntos? La tercera condición es que los miembros del equipo desarrollaran 5 competencias básicas:
  1. Empatía para comprender lo que no se dice.
  2. Asertividad para no callar por miedo al conflicto y decir sin herir.
  3. Congruencia para decir lo que se piensa y hacer lo que se dice.
  4. Colaboración para trabajar juntos alrededor de una mesa.
  5. Perspectiva para ver toda la foto (empresa, familia, patrimonio…).
La cuarta condición tiene que ver con las normas de conductas y las reglas de reuniones. Un diálogo emocional que muy pocas veces han tenido o que si lo han tenido no ha sido con un facilitador que ayuda a procesar esas emociones y a avanzar. La quinta condición es dotar al equipo de familiares de los recursos que necesita. Sobre todo, información y presupuesto que fortalezca su formalidad. La sexta condición es compromiso con su mejora colectiva como equipo. Aquí, un facilitador tiene la misión de ayudarles a comportarse como compañeros en ese foro. Que se acostumbren a hablarse como miembros del equipo y a decidir como un equipo y a compartir el liderazgo. No a turnárselo ni a rifárselo, sino a compartirlo. Cuanto antes los hermanos comiencen a construir un equipo antes recibirán los beneficios de contar con un espacio con reglas claras para la colaboración mutua y el crecimiento colectivo e individual. No lo dejen para cuando sea demasiado tarde…