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Coaching de Equipos en la Empresa Familiar

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¡Mi cuñado se ha hecho coach!

Esta frase, por sí sola, puede sonar terrorífica.

La amenaza de oír al cuñado de turno contándote sus historias de coach en la cena de Navidad descompensa a cualquiera. O, aún peor, queriéndote dar coaching entre el primer plato y los postres y que, encima, eso le cuente como horas para su certificación… ¡Una visión horrible!. Por suerte, en mi caso no es así.

En primer lugar, porque resulta que yo soy ese “cuñado que hace coaching”. Soy asesor de familias empresarias y utilizo el coaching en algunos procesos de transformación, ya sea con miembros de familias empresarias o con primeros ejecutivos de las empresas familiares, nunca con mi familia. Lo intenté una vez con mi mujer y, en cuanto me oyó una preguntita medio rara, me puso la cara de “no me vengas con esas que te conozco mejor que tú mismo…” Mi instinto de supervivencia me recordó que ella es sabia y nicaragüense, o sea que mejor si le quiero decir algo se lo digo clarito y espero a que ella me aterrice…

En segundo lugar, porque mi cuñado es de Badajoz y los extremeños nunca sacrifican una fiesta familiar con nada que no sea pura celebración de la vida. Además, él tiene un don natural para escuchar sin dar consejos y fue seleccionado en su compañía para hacer un programa de coaching interno y eso le permitió ayudar a algunos de sus compañeros en otras áreas y geografías.

Como asesor de familias empresarias me encuentro con muchos coaches o terapeutas trabajando con algún miembro de las familias a las que asesoro. En general son excelentes profesionales que, a nivel individual, ayudan en el proceso de transformación familiar que llevamos en paralelo. Los mejores comprenden muy bien la complejidad que viven en el día a día sus clientes por el mero hecho de pertenecer a una familia empresaria. De igual forma, me he encontrado con colegas de la consultoría de familia que me dicen “yo por la empresa ni aparezco, no me interesa”. En el Foro de la Empresa Familiar nuestra visión es distinta.

Las personas con las que colaboramos no son la suma de sus partes. Son personas integrales con múltiples roles derivados de su pertenencia al mesosistema familiar (Familia – Accionariado – Órganos de Gobierno – Empresas). Por eso, en el Foro de la Empresa Familiar veíamos tan necesario abrir un espacio donde los profesionales de coaching pudieran obtener una formación básica pero rigurosa en Empresa Familiar.

Igualmente, no concebimos la asesoría a las familias empresarias desde la atalaya de una consultoría soberbia que le dice a la familia lo que debe hacer y lo que está bien o mal. Que no se me malinterprete. Creo que el asesor de familia debe diseñar los procesos de cambio y ser claro con sus recomendaciones. Debe exponer claramente los riesgos de algunas decisiones familiares. Debe revelar la legitimidad de ciertas decisiones y de ciertos decisores. Pero para nosotros, la asesoría a las familias empresarias se ejerce desde el respeto a su soberanía y consiste en acompañarlas en su propio y único proceso de cambio y crecimiento. Y para eso, el coaching es una herramienta fundamental porque, por definición, consiste en articular una conversación en la que se ayuda al cliente a cambiar su perspectiva y ver posibilidades que, antes, no podía ver.

El coaching de equipos hace algo aún más interesante para un asesor de familia: le da un entrenamiento en mirar la familia como un sistema. Le ayuda a ver la red invisible de relaciones y reglas y le enseña a ponerla a trabajar a favor de acuerdos sólidos. Y eso es fundamental cuando de lo que se trata es de ayudar a la familia a construir un legado futuro común.

El maridaje entre el coaching de equipos y las mejores prácticas de la empresa familiar incrementa la efectividad de los profesionales que colaboramos con las familias empresarias. Pero también ayuda a los líderes de las familias empresarias. Y ese es su gran poder oculto.

Cuando un líder familiar (ya sea al frente del negocio o presidiendo algún órgano de gobierno) consigue atar los cabos del coaching de equipos con los de la teoría de la empresa familiar, su efectividad se dispara.

Este aprende a “tomar perspectiva” de lo que está pasando, a ver a la familia, o al comité del que sea líder, como un sistema donde su función principal es observar, escuchar, abrir diálogos, crear posibilidades, generar confianza, aterrizar acuerdos, construir sostenibilidad…

Es por todo lo anterior, que el Foro de la Empresa Familiar llevaba tiempo queriendo impulsar un seminario de Coaching de Equipos en la Empresa Familiar y fue cuando conocimos a la Escuela Europea de Coaching cuando estuvimos seguros de con quien queríamos materializar la iniciativa. La mezcla de rigurosidad, simplicidad y cercanía fue lo que nos reunió a ambas instituciones y nos animó a colaborar y así celebramos la primera edición el pasado junio en Ciudad de México. Ahí tuve el privilegio y el placer de co facilitar el seminario con Luís Carchak, uno de los mayores expertos mundiales en coaching de equipos. Y ahí, decidimos celebrar muchas ediciones más…

Nota final: este texto ha sido aprobado por mi cuñado, por mi hermana, por mi esposa y por mi madre que me dice que no escriba barbaridades.

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